La familia nos hace transitar todo tipo de terrenos, en ocasiones farragosos. Solo el día a día puede ser un reto. La aventura de ser padres, madres, hermanos/as, hijos/as... a menudo nos pone a prueba.


Aunque sea difícil, la mayoría de las veces podemos superar estas pruebas, que incluso refuerzan nuestro amor y complicidad familiar. Sin embargo, en ocasiones no encontramos la salida. La situación nos supera. Y es que, a veces, parece que estemos pisando arenas movedizas, un suelo incierto que nos trae de cabeza.


Si estáis pasándolo mal por algo que sucede en vuestra familia o a algún miembro de vuestra familia, podemos ayudaros. La terapia familiar es una gran aliada para que podáis resolver las dificultades que os surgen y mejorar todos en calidad de vida.


Entonces, ¿Cuándo acudir a terapia familiar?

Ante problemas familiares

  • Si sentís que os faltan recursos.

  • Si las dificultades familiares os superan.

  • Si no sabéis cómo abordar determinados conflictos.

  • Si hay tensiones o dificultades comunicativas en la familia.


Ante problemas en un miembro de la familia

Puede que os preocupe la salud o estado emocional de tu hijo/a, de tu madre, de tu padre, de tu hermano/a… Puede incluso que todo apunte a que el problema se centre en él o ella, porque tiene síntomas o tiene “tal diagnóstico” o es una persona conflictiva o muestra determinadas conductas dañinas o no madura o no supera sus dificultades y/o está sufriendo y no sabéis cómo ayudarle.


Esta situación puede estar afectando a toda la familia. Puede generar tensiones, frustración, dolor, incomprensión, impotencia, enfado... a unos/as y a otros/as. En definitiva, un deterioro del equilibrio y el bienestar familiar. En estos casos, la terapia familiar puede ayudar enormemente a mejorar la situación de todos/as. Ya que lo que le pasa a uno/a, nos afecta a todos/as en mayor o menor medida.



¿Para qué acudir a terapia si el problema parece que no es mío sino del otro/a?

Porque eres una pieza importante en tu familia.

La familia es como un equipo. Cada miembro cuenta, aporta y contribuye a mejorar la situación.

Aunque en ocasiones pueda parecer complicado acudir en familia dadas las tensiones o dificultades comunicativas entre familiares, con ayuda profesional conseguís atravesarlas, recuperar vuestros vínculos y encontrar vuestras propias soluciones en pro del bienestar común. La familia trabaja unida para lograr un equilibrio más sano, porque unidos/as; funcionamos mejor.


Desde esta perspectiva, la familia es un apoyo fundamental para abordar trastornos de la alimentación, adicciones, TDAH, TEA, abusos, problemas escolares, conflictos entre padres e hijos/as o entre hermanos/as (incluso cuando ya no conviven juntos/as), crisis vitales (duelos, separación, divorcio, dificultades de adaptación a nuevos contextos, cambios de residencia o país…), entre otras circunstancias.


Eventualmente, algunos miembros no están disponibles física o emocionalmente para acudir a terapia. Puede que no quieran o no puedan venir. Esto no es un impedimento para la terapia familiar. Cada situación es diferente y solo el hecho de que acudáis a terapia algunos/as de vosotros/as, favorece cambios que repercuten en todos/as.

® Landa Psicología

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