La adolescencia es un momento crítico muy importante en la formación de la identidad que requiere muchas veces espacios para poder expresarse, sentir y moverse con libertad desde el respeto y la confidencialidad. Esto es justamente lo que os ofrece el espacio terapéutico: un lugar seguro donde poder ser y construiros.

Os ayuda a aclararos en el maremágnum emocional que las hormonas y los cambios en la comprensión de la realidad puedan estar provocándoos.

Cuando un/a adolescente se acerca a este tipo de espacios, se responsabiliza de sus acciones y decisiones, comienza a buscar el sentido a sus pasos dirigiéndolos hacia el lugar que quiere ocupar en el mundo como persona.

Como profesionales tenemos profundo respeto y admiración por las y los jóvenes que decidís aventuraros en un proceso como éste. Pedir y buscar un espacio así con vuestra edad, implica tener muy claro lo que queréis, aunque os sintáis perdidas/os. Buscáis conoceros, evolucionar, superaros y responsabilizaros de vuestras vidas. Supone querer estar bien, entender la vida como algo a cuidar y a disfrutar. Sois un ejemplo de personas responsables y vitales. Es un placer trabajar con vosotras y vosotros. Aprendemos mucho juntas/os y dais unos saltos de autonomía y madurez impresionantes. Bienvenidos a esta aventura.

¿Cuándo acudir al psicólogo/a?

Puede ser el camino si surgen…

Problemas de conducta y autoestima, fracaso escolar, adicciones, trastornos de alimentación, conflictos con tu cuerpo o con tu percepción de ti mismo/a, miedos desmesurados, obsesiones, problemas de sueño, conductas desafiantes, agresividad, tristeza, bullying, morderse las uñas, tirarse del pelo o cualquier conducta de autolesión inconsciente o incontrolada, dificultad para asumir responsabilidades o normas, problemas de concentración, de motivación u organización, dificultades para relacionarse, cambios de humor bruscos, dolores de cabeza, de estómago u otros de carácter recurrente sin aparente razón médica. problemas para llevar a cabo las actividades cotidianas de una manera organizada (comidas, sueño, estudio), ante eventos vitales como separación de los padres, pérdida de un ser querido, cambio de residencia o centro de estudios, enfermedad limitante propia o de algún familiar.

Y siempre que sientas que necesitas ayuda o veas que te encuentras mal y no sepas qué hacer para encontrarte mejor.