La psicoterapia infantil trabaja desde el juego con técnicas y herramientas que se centran en escuchar al pequeño/a y facilitar un vínculo de confianza con el/la terapeuta. El objetivo es crear un espacio seguro y cálido que el niño/a convierta en su propio espacio de expresión y exploración.
A la par, suele trabajarse con los progenitores para darles el apoyo que necesitan, ayudarles a ayudar a su hijo/a y contribuir a mejorar el ambiente familiar. En ocasiones, es incluso suficiente el trabajo parental para superar las dificultades. Por lo que a veces, los/as peques no necesitan venir a sesión.
¿Cuándo llevar a mi hija o hijo al psicólogo/a?
Si algo dificulta su día a día, le afecta negativamente en su desarrollo, en sus relaciones sociales, en su estado de ánimo o en su forma de vivir.
Si te preocupa que lo que le pasa pueda repercutirle negativamente en el futuro.
Si algún profesional (pediatra, profe, psicopedadogo/a, etc.) te lo ha sugerido.
Si el propio niño o niña te reclama ayuda profesional. No se siente bien o algo le sobrepasa y quiere que le ayuden a estar mejor o a superar esa situación.
O simplemente si alguna situación relacionada con el/la niño/a produce malestar o desequilibrio en la familia.
Algunas de las situaciones que pueden requerir psicoterapia infantil son:
miedos aparentemente desmesurados, dificultades en el control de esfínteres, problemas para llevar a cabo las actividades cotidianas de una manera organizada (comidas, sueño, estudio), rabietas, actitud desafiante, dificultad para asumir responsabilidades, dificultad para asumir normas, problemas de concentración, motivación u organización, dificultades para relacionarse, ansiedad, problemas del sueño, dificultades escolares, bullying, cambios de humor bruscos, dificultad para conectar con sus emociones o expresarlas, conflictos con su cuerpo, manías u obsesiones, dolores de cabeza o dolores de estómago recurrentes sin aparente razón médica. O dificultad para afrontar diferentes circunstancias de la vida, como cambiar de residencia o de colegio, el divorcio de los padres, o la pérdida de algún familiar u otro ser querido.
Solicitar ayuda para tu hijo/a, no significa que termine siendo necesario realizar un proceso psicoterapéutico con él/ella. A veces es suficiente con hacer una consulta o varias. Puede que estas consultas sean con el/la niño/a o que tengáis que venir con él/ella. E incluso en ocasiones es suficiente que asistáis solo los padres o figuras de referencia.
Cada niño/a tiene una situación personal única. Y cada familia es diferente y tiene recursos diferentes. Por eso, incluso teniendo el mismo nombre/etiqueta/diagnóstico, el tratamiento es muy personalizado.
Como madres y padres, nuestros hijos e hijas son lo más valioso que tenemos. Por eso, consultar ante las dudas, es una opción muy loable. Se trata de cuidarle y darle lo mejor para su bienestar.
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